-La jerga artística de esa mujer me exaspera -dijo Clovis a su amigo periodista-. Tiene la manía de decir que ciertos cuadros “brotan de uno”, como si se tratara de una especie de hongo. -Eso me recuerda la historia de Henri Deplis -dijo el periodista-. ¿Nunca se la he contado? Clovis negó con la cabeza. -Henri Deplis era nativo del Gran Ducado de Luxemburgo. Tras madura reflexión se hizo viajante de comercio. Sus actividades lo obligaban con frecuencia a atravesar los limites del Gran Ducado, y se encontraba en una pequeña ciudad del norte de Italia cuando le llegó la noticia de que recibiría un legado de un pariente lejano recientemente fallecido. “No era un legado importante, aun desde el modesto punto de vista de Henri Deplis, pero lo impulsó a permitirse algunas extravagancias aparentemente inocuas. En particular, a patrocinar al arte local representado por las agujas de tatuaje del Signor Andreas Pincini. El Signor Pincini era, quizá, el más brillante maestro del arte de...