La grisácea superficie donde se encontraban invitaba a seguir la caminata. Abuelo y nieto se deleitaban admirando la oscura inmensidad de la bóveda celeste, rasgada de vez en cuando por el fugaz centelleo de un meteoro furtivo. El anciano, agradecía el que aquella enorme y transparente cúpula que cubría a la ciudad, no se empañara nunca y así poder seguir admirando la belleza de aquel espacio infinito. El niño, embelesado, trataba de contar cuantas estrellas alcanzaba a ver. De pronto, su curiosa mirada se detuvo en la rojiza brillantez de un cuerpo estelar que le ganaba en tamaño a los demás. -¿Por qué está rojo? – preguntó el niño, señalando hacia arriba. -Ah, te refieres a Umbra. Ese es nuestro satélite, y el color es debido a que toda su corteza y las capas profundas se desprendieron cuando sucedió la gran hecatombe, quedando sólo su núcleo, que es muy caliente. Es como un pequeño sol. -¿Qué es hecatombe? -Una hecatombe es una terr...