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Mostrando entradas de agosto, 2013

A destiempo

Cuando iba caminando por la calle esa fría mañana, Roberto se dio cuenta que se le había quedado la billetera en la casa.   Rápidamente se devolvió corriendo.   Ahora iba a perder más tiempo, se dijo.   Al llegar buscó las llaves en su bolsillo, pero no estaban.   Debió haberlas dejado junto a la billetera, pensó molesto.   Golpeó repetidamente la puerta para que Adriana, su esposa, le abriera.   Al rato vio que una mujer de aspecto soñoliento se asomaba por la ventana, luego la abrió y   le preguntó: -¿Qué desea? -Adriana, ¿me abres? Se me quedó la billetera. -¿Disculpe? – parecía sorprendida. -Que me abras, necesito mi billetera. -Lo siento, debe estar confundido, yo a usted no lo conozco. -Vamos, Adriana déjate de bromas, que tengo afán. -¿Sabe qué?   Deje la broma usted y deje dormir – exclamó, cerrando la ventana. Enfurecido, Roberto empezó a golpear con más fuerza la puerta.   ¿Qué le pasaba a esta mujer? - ¡Oiga!, ¿q...